viernes, 23 de enero de 2009

A glance to the diamond mirror

Reflexión del viaje de Ulf Sazen al Templo de Hielo, fragmento grabado en el holocrón El zabrak de hielo




Camino por un campo blanco mientras una ventisca de cristal roza mi rostro. El cielo gris cayó hace unas horas y una antorcha con bastante brea me ilumina. He dejado atrás un bosque de cemento y asfalto y ahora me arrastro por un pasillo infinito de escarcha y muérdago buscando la miel sagrada. He llegado a un estanque iluminado por fuegos fatuos. Sé que no hay nadie en dos leguas por lo menos y mi llama se consume. Al menos ha dejado de nevar. Me derrumbo en el suelo, exhausto y con los ojos vacíos, dejo caer las últimas gotas destiladas en mi garganta y me guardo mi odre. Oteo el horizonte intentando sonsacarle respuestas. Las luces del norte siguen sin aparecer y comienzo a plantearme si realmente no estaba mejor engranado en mi puesto, funcionando acorde a lo establecido. No. La decisión de mi fuga no merece ser cuestionada aún. Supe que mi voluntad sería puesta a prueba y examinada por los ecuánimes cuervos hiperbóreos. Mi misión no es baladí y mi causa es justa. Tan sólo necesito una señal. Ese grial pagano está demostrando ser huraño y escurridizo.

Las nubes han permitido que Selene se asome altiva. Su brillo diamantino me muestra mi reflejo al lavarme la cara en la laguna. Mi tez erosionada y mis ojos ávidos demuestran mi viaje eterno en busca de la esperanza. Me pregunto si sentiré al fin ese tacto dulce y meloso acariciándome. Me aferro con fuerza a mi báculo y lo vuelvo a clavar en la orilla del pantano. Un paso más, sigue avanzando… pronto aparecerá, pronto vendrá.

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